lunes, 17 de enero de 2011

Geocentrismo vs heliocentrismo (Parte II)

Consideraciones histórico-científicas
La ciencia está viciada por el heliocentrismo.
La astronomía, la astrofísica, la cosmología y ciencias afines están adulteradas desde el siglo XVII, pues no hay ni una sola prueba avalando la hipótesis heliocéntrica que no tenga una explicación igual de buena o superior desde el geocentrismo. Esta afirmación no es gratuita, el “igual que” ya fue explicado con todo detalle por el físico teórico y cosmólogo británico Sir Fred Hoyle en su obra sobre la vida de Copérnico1. En ella desmonta cada uno de los falsos mitos que rodean al heliocentrismo, como por ejemplo su “mayor sencillez y ausencia de epiciclos”, en realidad el modelo de Copérnico utiliza un mayor número de epiciclos que el modelo de Ptolomeo, no consiguiendo a cambio mayor precisión. Hoyle también hace notar la equivalencia de los tres sistemas desde el punto de vista puramente cinemático (Figura 3). Max Born, Martin Gardner, Lylcon Barnett… y muchos físicos honestos también reconocen esta equivalencia de los modelos, sin más que hacer algunas pequeñas modificaciones en ellos. La superioridad del modelo de Tycho Brahe viene avalada, no sólo por las afirmaciones de la Biblia, de los Padres, los Doctores y los Místicos de la Iglesia, sino también por poseer una mayor sencillez intrínseca, así como por ser el más coherente con los datos astrofísicos recogidos en las últimas décadas con ayuda de los sofisticados telescopios modernos. Y no hay que olvidar que se han realizado experimentos sofisticados para medir la velocidad de la tierra respecto al éter lumínico, aunque los guardianes del paradigma heliocéntrico no quieren ni oír la conclusión más lógica de ellos: la Tierra no tiene ningún movimiento. La Tierra está fija, el sol se mueve alrededor de ella, lo contrario de lo que decía Galileo.
Repaso histórico-científico.
Un rápido repaso de la historia de este error general podría comenzar en la noche del 24 de Octubre de 1601, cuando Tycho Brahe yacía moribundo en su lecho. Un malvado le había puesto mercurio en los alimentos de la cena. Se le oyó exclamar repetidamente que esperaba no haber vivido en vano. Tycho había pasado toda su vida recopilando datos astronómicos, con una minuciosidad no superada en su tiempo, su finalidad era demostrar la viabilidad de su sistema cosmológico geocéntrico, y le dolía tener que dejar ahora la vía libre a los astrónomos infieles que ya empezaban a sustentar el sistema heliocéntrico de Copérnico. En aquel tiempo los astrónomos disponían de tres sistemas que salvaban las apariencias2, dos geocéntricos, el de Ptolomeo y el de Tycho Brahe, y uno heliocéntrico, el de Copérnico (Figura 1). En contra de lo que cree la mayoría de la gente, Copérnico no había realizado ninguna “revolución” científica, ni había logrado ningún avance en la astronomía, como dice el historiador de la astronomía I. Bernard Cohen:
Tanto en su obra De Revolutionibus como en Commentariolus, Copérnico ataca el modelo de Ptolomeo, no porque en ella el sol se mueva en lugar de la tierra, sino porque Ptolomeo no había asumido estrictamente el precepto de que todos los movimientos celestes deberían explicarse –según los antiguos griegos- por medio de movimientos circulares uniformes o por combinación de ellos”.
Copérnico intentó diseñar un sistema que mejorase al de Ptolomeo, el cual se sustentaba en un complicado modelo mediante ecuantes (una especie de óvolos) , y por lo que se desprende de sus libros, la “revolución de Copérnico” se basa en el argumento alquímicode que los círculos tienen mayor perfección que los óvolos. Copérnico copió el sistema que ya había sido ideado por el griego Aristarco, utilizando círculos perfectos como órbitas de los planetas, incluida la Tierra, con la intención de mejorar la precisión de los cálculos del sistema de Ptolomeo. Sin embargo, su sistema de círculos no funcionaba correctamente, y finalmente tuvo que admitir que el sistema de Ptolomeo era, en la práctica, mucho más preciso que el suyo. De todas formas, con su Commentariolus, Copérnico adquirió buena reputación entre los astrónomos de su tiempo. En 1541 se atrevió a presentar sus trabajos al papa Paulo III bajo el pretexto que se trataba de un mero modelo matemático, sólo para ser usado en los cálculos de las posiciones de los astros.
Tycho Brahe había propuesto un modelo novedoso, con el sol y la luna orbitando la tierra, y el resto de planetas orbitando el sol (Figura 1). Durante cuarenta años había estado registrando las posiciones de los planetas para defender su modelo geocéntrico. Siendo ya anciano contrató como ayudante a Johannes Kepler, un astrónomo luterano admirador del modelo de Copérnico, y que soñaba poseer el tesoro de datos astronómicos de Tycho para plasmar su ideal de describir una estructura armónica universal. Tras conseguir sus ansiados datos3, Kepler modificó el modelo de Copérnico colocando los planetas circulando el sol por orbitas elípticas, sin embargo como demuestra sir Fred Hoyle, igualmente podía haber modificado el sistema de su mentor Tycho Brahe con idénticas órbitas elípticas, idénticas leyes cinemáticas, etc. pues los dos modelos son equivalentes (Figura 4, I y II).
Hagamos un breve repaso histórico comenzando por la búsqueda del paralaje estelar. Fue el propio Tycho Brahe quien sugirió que se midiese la existencia o no de paralaje anual para eliminar definitivamente el modelo de Copérnico, pero ello superaba la precisión de los telescopios de aquella época4, finales del siglo XVI. Para hacernos una idea de lo que es el paralaje podemos extender un brazo sujetando un bolígrafo verticalmente, entonces, alternativamente con el ojo derecho abierto y el izquierdo cerrado, observamos el bolígrafo frente a la pared de fondo (aparentemente el bolígrafo se desplaza a la izquierda), luego lo observamos con el izquierdo abierto y el derecho cerrado, ahora el bolígrafo parece desplazado a la derecha. Ahora con un telescopio supongamos que el 1 de Enero desde la Tierra (que se halla a la ‘derecha’) observamos una estrella cercana Ec (Figura 5), en lugar del bolígrafo, y un fondo de estrellas más lejanas, en lugar de la pared de fondo; la estrella cercana Ec se desplazará hacia la izquierda un ángulo α, mientras que si la observamos medio año después, la veremos desplazada hacia la derecha un ángulo α.
Los heliocentristas sólo consideraban la situación de la derecha (Figura 5), y buscaron ansiosos tal paralaje. Por fin en 1838, Bessel descubrió el paralaje de una estrella, lo cual fue considerado una prueba definitiva a favor del heliocentrismo. Pero se equivocan, el paralaje α es idéntico en el modelo heliocéntrico que en el geocéntrico de la derecha. Por tanto, el paralaje no es una prueba del movimiento terrestre, pues las dos situaciones son geométrica y cinemáticamente indistinguibles. Lo único necesario es modificar mínimamente el modelo de Tycho, situando a las estrellas centradas en el Sol, pues realmente es el firmamento el que rota como un firme armazón en torno al eje norte-sur terrestre. Es lo que se llama el "modelo Tychonico modificado", este modelo se ha introducido en la Astronomía en tiempos muy recientes, ha sido ampliamente divulgado por la CAI5, y es también mencionado en algunos círculos académicos6.
Retrocediendo un poco en el tiempo, el físico inglés James Bradley venía desde hacía años intentando descubrir el paralaje, y en 1728 creyó haberlo detectado en una estrella7. Pero un estudio más preciso reveló que lo que Bradley acababa de descubrir no era el paralaje, sino un fenómeno distinto llamado aberración estelar. Algo que el heliocentrismo utilizó, y aún hoy utiliza, erróneamente como una prueba del movimiento terrestre. Desde su perspectiva, la aberración estelar sería similar al de un hombre con un paraguas abierto ante la lluvia que cae con una velocidad 'c', imaginémosla vertical al suelo (Figura 6), si ahora el hombre se desplaza con velocidad v, entonces el paraguas, que inicialmente lo tenía en dirección de la vertical, deberá ser inclinado un ángulo α para no mojarse. Este ángulo depende de -v+c (suma de los dos vectores velocidad). En concreto, es fácil comprobar que: α = arc tan v/c.
En la explicación del heliocentrista Bradley para la aberración estelar, la lluvia es la luz de cierta estrella (con velocidad c) y elmovimiento es el de la Tierra por el éter (v=30 km/s). Para observar una determinada estrella, el telescopio debía moverse un ángulo α = arc tan v/c. Como la velocidad (el vector v) es distinta a lo largo de la presunta orbita de la tierra en torno al sol, el ángulo α también varía a lo largo del año (Figura 7). En consecuencia la estrella describiría una pequeña elipse entorno a él (Figura 7). El error de este argumento está en que las estrellas tienen movimientos propios, algo desconocido en tiempos de Bradley, lamentablemente hoy se conoce este hecho y sin embargo nunca se menciona cuando se habla de la aberración estelar. Para el geocentrismo sólo hay desplazamientos estelares, la tierra está en reposo absoluto, y estos desplazamientos serían los responsables de la aberración estelar (Figura 8). En el símil de la lluvia, estaría un hombre en reposo con un paraguas pero con viento de frente, obviamente se debería también inclinar el paraguas un ángulo α.
En 1871, el astrónomo George Airy se dispuso a probar si la hipótesis de Bradley era correcta. Y puesto que Arago/Fresnel/Fizeau ya habían demostrado que la velocidad de la luz era inferior en el aire o en el agua, utilizó ingeniosamente un telescopio con agua en su interior (Figura 9). La luz procedente de una estrella (supongamos que está en el cenit) llega, a través del aire, con una aberración de un ángulo α al telescopio, entonces al atravesar el agua (Figura 9b), que es un medio más refringente que el aire, se desviará un ángulo δ adicional, por lo que habrá que inclinar un poco más el telescopio -un total de β- para enfocar la estrella. Teniendo en cuenta la ley de refracción de Fresnel, n = sin β/sin δ, para ángulos pequeños: n = β/δ. Es fácil deducir que la desviación adicional de Airy debería ser: β - α = (n2- 1) v/c . El resultado del experimento de Airy fue desconcertante para los heliocentristas , pues resultó que no había ninguna desviación adicional de la luz de la estrella, en otras palabras, β - α =0. Y como (n2- 1) no puede ser nulo, ¡debería ser nula v!. Este fue el primero de un ramillete de experimentos cuyo resultado será siempre v=0, un resultado que no admitirán nunca los heliocentristas.
El éter lumínico.
Los astrónomos de la antigüedad adoptaron esta palabra con el significado de “el lugar por donde se mueven las esferas (orbitas) de las estrellas, el sol y los planetas”. Una confirmación de la existencia del éter fue aportada en el terreno de la teoría electromagnética. En 1864, Maxwell publicó los resultados de sus investigaciones sobre las vibraciones eléctricas, mostrando que ciertas vibraciones producían ondas electromagnéticas que podían viajar por el espacio a una velocidad de 300.000 km/s, que curiosamente coincidía con la velocidad de la luz tal como había sido medida por los astrónomos. Entonces Maxwell dedujo que la luz no era más que un tipo de ondas electromagnéticas, lo cual fue posteriormente confirmado en el laboratorio por Hertz. A partir de entonces se tomó al éter como “la sustancia sobre la que las ondas electromagnéticas realizaban las vibraciones”. El éter rellenaba todo el espacio fuera de la tierra, incluso penetraba el aire, agua y los otros materiales, pues se observa que la luz viaja a través de ellos. El siguiente paso fue un intento de detectarlo. ¿Está fijo el éter o es arrastrado por la tierra?. Existía una tercera posibilidad que horrorizaba a los heliocentristas: un éter rotando con el firmamento entero y una tierra fija; en este caso el éter se detectaría como “un viento dependiente de la latitud sobre la esfera terrestre”. Suponiendo que la Tierra diese una vuelta cada año alrededor del sol, su velocidad a través del éter debería ser detectada como mínimo como v= 30 km/s, y también si la Tierra rotase sobre su eje norte-sur la velocidad del “viento de éter” sería de 0,46 km/s. En 1880, el físico Albert Michelson ideó un ingenioso aparato (Figura 16) con el objetivo de detectar el presunto movimiento de la Tierra a través del éter. Se emite luz coherente desde un foco, parte de ella se desvía hacia un espejo (trazo azul), y parte sigue hasta el otro espejo (trazo verde) situado a igual distancia. Los haces de luz procedentes de ambos espejos convergen en el detector, pero las distancias recorridas no son las mismas (el espejo de la derecha se mueve con la totalidad de la Tierra, ¿v = 30 km/s ?, y acorta la distancia a ser recorrida), por tanto, al no estar sincronizados producirán franjas de interferencia. Evidentemente, para medir variaciones tan pequeñas, los espejos deberían estar situados a distancias invariables, algo casi imposible de lograr pues una levísima vibración del suelo perturba estas distancias. Sin embargo, al hacer rotar un cierto ángulo α toda la plataforma se podría contrarrestar los retardos por errores instrumentales o por perturbaciones externas. No se trataba, entonces, tanto de detectar franjas de interferencia como de observar el desplazamiento de estas franjas al hacer girar el aparato. Si la tierra se movía respecto al éter, el aparato estaba ciertamente capacitado para detectarlo con sólo medir con precisión la anchura del desplazamiento de estas franjas.. En 1881, Michelson realizó el experimento, y rotó una y otra vez el aparato, pero no encontró el desplazamiento que esperaba. Todo apuntaba a que v=0.
El experimento fallido de Micheslon-Morley (1887).
Michelson no se quedó satisfecho con ese resultado de 1881, y decidió repetirlo en 1887, esta vez junto a Edward Morley. Para ello mejoraron el interferómetro, incrementando considerablemente la distancia a recorrer por la luz, y colocando la plataforma sobre una balsa de mercurio para minimizar las perturbaciones exteriores. Está vez el interferómetro era mucho más preciso, con ello esperaban ver un desplazamiento de 0.40 de franja, frente al máximo de 0.1 del caso anterior. Pero el resultado del experimento volvió a ser tan negativo como el anterior. Incluso repitieron el experimento un sin número de veces, a diversas altitudes, orientaciones del instrumento, hora del día o estación del año. No encontraron el desplazamiento de bandas esperado. Definitivamente el experimento falló en su objetivo de detectar el movimiento terrestre y pasó a llamarse “el experimento fallido” de Michelson y Morley. Las conclusiones fueron:
«El experimento sobre el movimiento relativo de la tierra y el éter ha sido completado, y el resultado es manifiestamente negativo. La desviación esperada de las franjas debería haber sido de 0.40 de franja –el máximo desplazamiento observado fue de 0.02 y la media menor a 0.01, y no en el lugar correcto- Como el desplazamiento es proporcional a los cuadrados de las velocidades relativas, se sigue que si el éter se desliza (parcialmente) al paso de la tierra, la velocidad relativa es menor que un sexto de la velocidad de la tierra.»8
El experimento fue repetido por D. Miller en numerosas ocasiones durante 1904- 1921, posteriormente por Pr. Picard de Bruselas y por muchos otros. Nunca se llegó a detectar rastro de la presunta velocidad de la Tierra… Sin embargo sí se detectaba una leve velocidad correspondiente a la del “viento de éter”, que dependía de la latitud. Paradójicamente un experimento científico diseñado y financiado específicamente para confirmar la hipótesis de Copérnico, Galileo, Kepler y Newton había fallado clamorosamente. Lo lógico hubiera sido reconocer la velocidad nula de la Tierra, pero desde hacía tiempo los heliocentristas ya no se guiaban por la lógica. Entonces quedó el camino expedito para que llegara Albert Einstein, recopilara un grupo de ideas disparatadas: el espacio curvado tomado de Riemann, el concepto de espacio-tiempo tomado de Minkowski, y la doctrina de que los objetos se contraen en proporción a la velocidad a la que se trasladan, tomada de Fitzgerald. A las cuales añadió unos postulados, no menos disparatados, la no existencia del éter y la constancia universal de la velocidad de la luz. Como resultado de todo ello, el heliocentrismo consiguió una teoría que les evitaba tener que hacer un giro anti-copernicano y retroceder al geocentrismo.
El experimento de Sagnac y el de Michelson-Gale.
Antes de que Einstein publicara su teoría general de la Relatividad, Sagnac, con su experimento de 1918, ya había demostrado que tales postulados eran falsos. El interferómetro de Sagnac (Figura 17) estaba enfocado en detectar la rotación terrestre contra el éter. La luz que sale de una lámpara pasa a través de un espejo semi-transparente, se divide, y los dos rayos pasan –en direcciones opuestas- por otros 3 espejos, para finalmente converger nuevamente en el semi-transparente, y finalmente la luz no coherente ser recogida en la pantalla de interferencias. Todo el conjunto está situado en una plataforma que rota a 2 revoluciones por segundo sh (sentido horario), para cambiar después a 2 rps sch (sentido contra-horario). Se trata de observar si hay desplazamiento de las franjas de interferencia. Básicamente, la diferencia con el experimento de Michelson-Morley es que en el de éstos los rayos recorrían en uno y otro sentido un diámetro de la plataforma fija, para detectar la velocidad lineal de la tierra (o la del viento de éter). Ahora en el de Sagnac los rayos que convergen en la placa recorren un circuito (circular), y pretende detectar la velocidad angular ω de la tierra (o del firmamento en torno a la tierra). Pues uno de los rayos estará girando a favor de ω y tardará menos tiempo en alcanzar la placa. Si se emite luz con la plataforma en reposo no se detecta desplazamiento de las franjas, tal como en el experimento de Michelson-Morley. Pero cuando Sagnac realiza su experimento con la plataforma rotando a velocidad ω, encuentra que el rayo que viaja hacia los espejos que se ‘alejan’ tarda más en llegar que el rayo que viaja hacia los espejos que se ‘acercan’. No aprecia en los resultados, sin embargo, una velocidad de giro para la tierra, por lo que cataloga a su propio experimento como “nulo” al igual que el de Michelson-Morley. Aunque Sagnac no fue consciente de ello, acababa de encontrar un resultado que contradecía a la teoría de la Relatividad, un rayo de luz viaja a más velocidad que otro rayo, medidos ambos en un mismo sistema.
Michelson, como devoto heliocentrista, no daba crédito al resultado del experimento de Sagnac. Así que en 1925 decidió hacer por su cuenta este mismo experimento pero con un aparato muchísimo más sofisticado y preciso. Como nuevo colaborador tuvo a Henry G. Gale, pues Morley había fallecido en 1923. Para eliminar la distorsión que podía producir el aire, Morley y Gale ensamblaron un interferómetro como el de Sagnac pero el circuito para viajar la luz era una tubería llena de agua de una milla de longitud. Ellos, al contrario de Sagnac, no utilizaron una plataforma giratoria, pues consideraron que la rotación sería la propia de la tierra (la del éter rotante, en realidad). Y efectivamente, en su experimento hallaron que la luz atravesando el circuito en sch se retardaba. El desplazamiento de las franjas que observaron fue más bien pequeño, una media de 0.26 franjas, que equivalía al 2% de la velocidad ω de rotación terrestre. Ahora aparecían pruebas evidentes de que la luz sí viajaba a través de un éter luminífero. Michelson no supo dar una respuesta convincente a los datos de su propio experimento. Pero ya no cabía ninguna duda, la tierra no se mueve, tampoco rota. Sí lo hace el éter, cuyo leve viento superficial era lo que detectaban los interferómetros. Posteriores experimentos por parte de Trouton y Noble, Thorndyke y Kennedy, Theodore de Coudres y varios otros no hicieron más que confirmar que la tierra se halla inmóvil en el espacio.
Unos principios básicos sobre el modelo geocéntrico.
Alguien podría pensar que lo que vamos a describir aquí es una simple hipótesis, surgida de la mente de algún hombre. Pero esto no es exactamente así, pues, entre otras cosas, está basado en las revelaciones privadas a santa Hildegarda von Bingen, las cualesfueron estudiadas por la Iglesia y declaradas “de origen divino” (Obispo de Mainz, Monseñor Heinrich, a instancia del Papa Eugenio III). Este modelo geocéntrico es más simple que el heliocéntrico de la ciencia actual, y concuerda con los resultados de todos los experimentos y observaciones astrofísicas que se han venido realizando en los últimos tiempos. Por esta razón, hay bastantes científicos católicos que lo asumen como el verdadero modelo cosmológico, oponiéndose a los que suponen una tierra en movimiento basada en la teoría de la relatividad de Einstein, una teoría que ha sido refutada hace bastante tiempo ( Herbert Dingle, 1972)11.
En este modelo la tierra se encuentra fija en el baricentro del universo (ver Figura 12, 14 y 15), sin movimientos de rotación ni traslación. Es el firmamento como un todo el que rota en torno al eje NS terrestre una vuelta/día en sentido contra-horario llevando consigo al sol y al resto de estrellas fijas, galaxias, etc. La luna está orbitando la Tierra, y también lo hace el sol que es empujado –con todos los planetas del plano eclíptico- en sentido horario, es decir, oponiéndose lentamente al movimiento rotante diurno, siendo ello la causa por la que el sol se retarde casi 1º al día (el día solar dura 24 horas, mientras que el día sideral dura 23 horas 56 minutos ). Además el sol tiene otro movimiento que lo hace girar una vuelta anual en torno a un eje transversal al eje NS terrestre (Figura 14 a,b, y 15), con el plano eclíptico siempre con una inclinación de 23,4º respecto al ecuador terrestre, y que es la causa de que tengamos estaciones. El movimiento resultante del sol es la bien conocida trayectoria helicoidal a lo largo de una superficie cilíndrica (Figura12), seis meses ascendiendo y otros seis descendiendo. Las distancias a las que se encuentra el sol varían entre 142,7 y 151,8 millones de km debido a la forma del helicoide, lo cual es equivalente a la trayectoria ‘elíptica’ del heliocentrismo. Una persona ubicada en una latitud terrestre λ sólo ve una parte de este helicoide (Figura 13). Si esa persona toma una foto del cielo cada 5 ó 7 días, siempre en el mismo lugar y a la misma hora, obtiene evidentemente un analema solar (ver la foto). Lo cual es una muestra bien perceptible de que este modelo geocéntrico es mucho más simple y obvio que el heliocéntrico. La razón para que el lóbulo vernal del ‘8’ se vea mayor es porque la primavera-verano tiene mayor duración en el hemisferio norte (es decir, el semi-cilindroide superior de Fig. 15) tiene mayor altura que el inferior.
Respuestas a algunas objeciones típicas.
Se ha hecho creer a la gente que el modelo heliocéntrico ha sido probado científicamente, lo cual es absolutamente falso. En la pantalla del televisor hemos visto tantas veces a la tierra rotando (mientras suena la melodía del telediario), y se ha dibujado en tantos libros el sistema con la tierra orbitando el sol… que cualquiera queda estupefacto al conocer que no hay ni una sola prueba experimental soportando la hipótesis del movimiento terrestre, pero es que además los experimentos diseñados expresamente para demostrar tal movimiento han fracasado estrepitosamente, una y otra vez, desde el año 1881 hasta el presente. Desde 2004 se vienen manteniendo dos retos, uno por parte del Catholic Apologetics International, de R. Sungenis que concede 1000 dólares a quien presente una prueba del modelo heliocéntrico que no pueda ser explicada mejor por el modelo Tychonico modificado; y otro por R.G. Elmendorf , de The Biblical Astronomer, que concede 10.000 dólares a quien aporte tal imposible prueba. En estos más de 6 años se han presentado muchas supuestas pruebas –todas ellas inválidas-, hasta el punto que se ha tenido que escribir un libro10 de 230 páginas con la explicación de las cuestiones más repetidas.
Contestemos nosotros aquí algunas de las objeciones más típicas que los lectores podrían estar pensando plantear:
Cuestión 1Pero, según las leyes de Newton, ¿no tiene que rotar siempre el cuerpo menor en torno al mayor?
Respuesta
: Ese fue el principal argumento utilizado por Galileo en su proceso, pues él a través de su telescopio veía girar a los satélites de Júpiter, sin embargo era un argumento falso. Según las leyes de Newton, en un sistema de n cuerpos todos ellos se moverán con respecto al centro de masa (el baricentro), el cual estará fijo. El mismo Newton reconoció que si la Tierra se hallase en el preciso baricentro, entonces sería el Sol el que rotaría en torno a ella. Newton no tenía forma de calcular el centro de masa del sistema solar más todos los astros, estrellas, galaxias… circundantes. Lo que hizo Newton fue restringir su estudio al caso de dos cuerpos ideales, en ausencia del resto del universo.Cuestión 2Pero las fases de Venus ¿no descartan al geocentrismo?.
Respuesta: Otro argumento ingenuo utilizado por el mismo Galileo en el año 1616. Al observar con telescopio a Venus, un planeta interno (situado entre el Sol y la Tierra), se observan fases como la luna (creciente, menguante…), pero según decía, el sistema geocéntrico –de Ptolomeo– no se pueden observar. Esto, en todo caso, descartaría al modelo geocéntrico de Ptolomeo y no altychoano modificado, donde se comprueba fácilmente la existencia de idénticas fases que para el copernicano modificado. Pero el error de Galileo, en este caso era doble, pues también el sistema de Ptolomeo conlleva fases en Venus, la pega estaba en que en los gráficos dibujados por Ptolomeo –la versión que disponía Galileo y otros astrónomos– no estaba dibujada la órbita de Venus, ni ninguna otra, a escala (Ptolomeo ignoraba la distancias entre planetas), pero dibujando las orbitas correctamente, sí hay fases de Venus en el sistema de Ptolomeo. Cuestión 3Pero el movimiento retrogrado de Marte ¿no prueba el heliocentrismo?. 
Respuesta: No. Aunque ésta sea una de las 'pruebas' favoritas de las webs que apoyan al heliocentrismo. Al observar en el cielo la trayectoria de Marte, efectivamente, se comprueba que después de recorrer la eclíptica durante largo tiempo en un sentido, de pronto cambia el sentido y retrocede durante un tiempo. Es lo que se llama "movimiento retrogrado" o epiciclos de Marte. Los heliocentristas explican este hecho afirmando que la Tierra se traslada más rápidamente que Marte en su órbita, y llega un momento, cuando ambos están en su mayor cercanía, sucede que Marte se está aproximando pero aparece como fijo, y luego aparece retrocediendo, no recuperando Marte su movimiento de avance hasta que vuelven a alejarse los dos. Así algunos libros y webs hacen gráficas y animaciones de este hecho, diciendo que esto es una prueba del movimiento terrestre, e indicando erróneamente que con la Tierra fija no se produce este efecto. Sin embargo, para comprobar la falsedad de esta afirmación, puede verse una animación de tal movimiento en el geocentrismo. http://www.euskalnet.net/jcgorost/creacionismo/epiciclos.gif
Cuestión 4Pero el giro del péndulo de Foucault, el movimiento de los ciclones y borrascas atmosféricas, etc. ¿no prueba el heliocentrismo?. 
Respuesta: No. Entre los resultados del efecto Lense-Thirring9 está el siguiente: al considerar una masa M (el resto del universo rotante) como una esfera hueca rotante distante, aparecen sobre la masa m central (la tierra estática) fuerzas análogas a las centrifugas y de Coriolis, que surgen en la dinámica clásica con la masa m rotante. En realidad, el universo completo es un mecanismo rotante, ungiróscopo, y como en todo giróscopo el centro permanece inmóvil, mientras que el resto gira y está sometido a precesión, nutación, etc. De esta manera, todas las fuerzas: gravitacional, centrifuga, y de Coriolis se ejercerán sobre el centro de masa (sobre la tierra). Para un heliocentrista estas últimas son fuerzas ficticias, aún cuando los efectos sobre una masa en movimiento sean reales. Por el contrario, para un geocentrista las tres son fuerzas gravitatorias reales, y sus efectos son observados desde un sistema privilegiado, el sistema inercial Tierra. Los efectos observados para ambos son los mismos, las ecuaciones derivadas son las mismas, sólo difiere el punto de vista.
Cuestión 5Pero según la Física Moderna (Relatividad de Einstein, Teoría del Big Bang, Principio cosmológico de Bondi, ...) ¿no queda eliminado tanto el heliocentrismo como el geocentrismo, para reafirmar el acentrismo”.
Respuesta: No. Pues todos esas hipótesis de la Física Moderna se sostienen en la Teoría de la Relatividad, la cual fue definitivamente refutada (Herbert Dingle11, 1972).
Datos recientes apuntando el geocentrismo
Desgraciadamente, después que con las conjeturas de la Relatividad se cerrará en falso las investigaciones sobre la movilidad o no de la Tierra, este tema quedó definitivamente desterrado del ámbito de la ciencia. Poco importaba si en ocasiones surgían datos astrofísicos apuntando un posible centralidad de la Tierra, como cuándo en 1929 Edwin Hubble realizó el asombroso descubrimiento de los redshifts de las galaxias lejanas, que era tal como si todas las galaxias se alejaran de nosotros... Hubble dijo: «No se puede demostrar la falsedad de esta hipótesis, pero es rechazable y únicamente podría ser aceptada como último recurso... Así que nosotros desdeñamos esa posibilidad... la posición privilegiada para la tierra debe ser evitada a toda costa». Recientemente a través de sus libros divulgativos, Stephen Hawking ha defendido esa misma postura revistiéndola de falsa modestia, en "Una Breve Historia del Tiempo" se apresura a dejar claro: «Parecería que si observamos todas las galaxias alejándose de nosotros, es porque nos encontramos en el centro del universo. Hay, sin embargo, una explicación alternativa: el universo debería parecer el mismo en cualquier dirección, o también en cualquier otra galaxia. No tenemos ninguna prueba científica, ni a favor ni en contra de ello. Pero creemos en ello, en base a la modestia: es mucho más aceptable si el universo parece el mismo en cada dirección en torno nuestro, que no estar emplazados en un lugar superespecial del universo». Muy al contrario, lo que nosotros deberíamos humildemente creer es aquello que se nos ha revelado, y que nos ha sido enseñado por siempre, la tierra es un lugar especialísimo de origen divino. Pruebas de ello abundan en las Sagradas Escrituras, en los textos de los Padres de la Iglesia, decretos del Magisterio, y en los escritos de los Doctores de la Iglesia… y por si fuera poco, también en la astrofísica. Hagamos un repaso de estas últimas.
Las galaxias no sólo aparecen alejándose del punto central donde se encuentra la tierra, sino que además su distribución es uniforme alrededor nuestro, el movimiento de alejamiento representaba una dilatación uniforme. Según el astrónomo William G. Tifft es como si se movieran en capas concéntricas con centro en la tierra, y velocidades que siempre son múltiplos de 72 km/s. Para anular estos datos netamente geocéntricos los cosmólogos del Big Bang recurrieron a postular un universo isotrópico. Es decir, ya que no podían negar que la tierra está en un lugar privilegiado, pasaron a suponer que todos los lugares del cosmos son igualmente privilegiados, lo cual exigía la isotropía (al observar el universo en cualquier dirección debería parecer, a gran escala, igual en todos sus puntos). Por ejemplo, un observador encima de una gran esfera perfecta vería prácticamente lo mismo en cualquier punto o en cualquier dirección que mirase. La mala noticia para ellos es que los datos recientes sobre la radiación CMB obtenidas por la sonda espacial WMAP muestran un universo anisótropo.
Además de las galaxias, la distribución de los quasares, por ejemplo, sólo tiene una explicación lógica, el geocentrismo, pues están situados en 57 bandas esféricas centradas en la Tierra12. Y por si fuera poco esto, también la distribución de otros objetos celestes lejanos, como los estallidos de Rayos Gamma y los BL Lacertae tienen su explicación más lógica en el geocentrismo. Por ejemplo, el astrofísico J. Kath13 indica que de acuerdo a los postulados del Big Bang, los estallidos de rayos gamma deberían ser más finos cuanto más lejanos. No sucede así, y Kath asegura: «Con los datos actuales en la mano… nosotros estamos en el centro de una distribución con simetría esférica de fuentes explosivas de rayos gamma, y esta distribución tiene un borde exterior. Más allá de sus límites, la densidad de los estallidos disminuye hasta la insignificancia”. A un nivel más local, más de mil estrellas binarias presentan su punto periastro más lejano que su apoastro, lo cual significa que el eje del sistema está apuntando hacia la tierra. También los cúmulos globulares de estrellas, que son conglomerados esféricos de miles de estrellas que se encuentran dentro de nuestra galaxia, están distribuidos con centro en la tierra.
Y si observamos el universo a gran escala nos encontramos con la radiación cósmica de fondo de microondas (CMB) que refuta la hipótesis del Big Bang, pero no lo hace con el geocentrismo. El resultado del análisis de la radiación CMB tiene una crucial importancia, pues nos indica si realmente hay la isotropía espacial que predice la ‘hipótesis del Big Bang’ o no la hay. La CMB había sido descubierta en 1965 por los radioastrónomos Penzias y Wilson. Se trata de una radiación térmica presente en todos los lugares y perceptible en cualquier dirección de observación. Su magnitud es de unos 2,73 grados Kelvin y, según la hipótesis del Big Bang, se trata del remanente de esa hipotética ‘gran explosión’ primigenia. De cualquier manera el estudio de las posibles fluctuaciones de esta CMB equivale a observar el universo en su máxima escala. La NASA envió en 2001 al espacio la sonda WMAP12 con el objetivo de hacer un mapeado de esta radiación en sus más finos detalles. Los resultados de la exhaustiva exploración salieron a la luz en 2005. Es la distribución dipolar (Figura 18), con la línea horizontal –el llamado por los heliocentristas “eje del mal”- señalando el plano de la eclíptica, por donde se mueven los planetas, y asombrosamente muy próximo al eje equinoccial. Por de pronto el modelo “Big Bang” sale muy malparado, pues entre sus postulados está la perfecta isotropía y homogeneidad del cosmos. Sin embargo, en la imagen se percibe la presencia de direcciones calientes (las rojas y amarillas) y otras frías (azules y verdes). Con tal disposición aparecen violados: el Principio Cosmológico de Bondi (el cosmos es espacialmente isótropo y homogéneo a muy gran escala), también llamado Principio de Copérnico (en el universo no hay lugares privilegiados), y el Principio de Equivalencia de Einstein (el resultado de cualquier experimento no gravitacional es independiente de la velocidad del marco inercial en que se realice). Además cosmologías como las del Big Bang aparecen como desechables.

Juan Carlos Gorostizaga
Profesor de Matemática Aplicada
Asociación de Docentes Santo Tomás de Aquino
NOTAS:
[1] Fred Hoyle, 1976, Nicolás Copérnico: un ensayo sobre su vida y su obra.
[2] Hay una frase famosa, muy utilizada en la discusión concerniente al proceso de Galileo, que dice: “salvar las apariencias”. Su origen se remonta al filósofo Platón, cuando en su tiempo los astrónomos ya habían registrado con precisión los movimientos de los planetas por el cielo, sin embargo, no tenían teoría alguna que pusiera orden en esas aparentes irregularidades e incoherencias del conjunto. Platón encomendó a su Academia su establecimiento, para ello utilizó la frase “una teoría matemática para 
salvar las apariencias”. El primero en resolverlo fue su discípulo y gran matemático Eudoxio.
[3] Algunos historiadores le acusan a Kepler de ser el sospechoso principal del envenenamiento de Tycho Brahe, por ejemplo,
Joshua Gilder and Anne-Lee Gilder, Heavenly Intrigue: Johannes Kepler, Tycho Brahe, and the Murder Behind one of History’s Greatest Scientific Discoveries, 2004.
[4] Oficialmente, en el siglo XVI, el paralaje medido con los instrumentos imprecisos era nulo, por lo que Tycho Brahe utilizó esta "ausencia de paralaje" para desacreditar el incipiente modelo heliocéntrico. Fue en 1838 cuando por primera vez, F. Bessel midió el paralaje estelar de la estrella 61 Cygnus, lo cual fue celebrado por los heliocentristas como una “prueba” de su sistema. [5] Robert Sungenis & Robert Bennett en "Galileo was wrong, the Church was right", de la Catholic Apologetic International Publishing.http://www.catholicintl.com/ [6] Universidad de Illinois, Physics 319, Spring 2004. Lecture 03, p.8. La misma explicación para el paralaje estelar que la presentada aquí ha sido defendida por el astrónomo Gerardus Bouw, quien también ha acuñado el término "modelo Tychonico modificado".
[7] Apoyándose en este presunto descubrimiento del paralaje (y su presunta confirmación del Heliocentrismo) se presionó al Papa Paulo III para que eliminase del Índice algunos libros heliocentristas.
[8] Observen cómo el experimento M&M detecta una levísima velocidad, correspondiente al viento de éter.
[9] Hans Thirring.Physikalische Zeitschrift 19, 33, 1918, “On the Effect of Rotating Distant Masses in Einstein’s Theory of Gravitation.”[10] Puede leerse en: http://www.alcazar.net/challenges.pdf
[11] Puede leerse en: 
http://blog.hasslberger.com/Dingle_SCIENCE_at_the_Crossroads.pdf [12 ] http://map.gsfc.nasa.gov/
LECTURAS COMPLEMENTARIAS:
Robert Sungenis & Robert Bennett . "Galileo Was Wrong The Church Was Right". http://galileowaswrong.blogspot.com/ ;http://www.catholicintl.com/
- Walter Van der Kamp . 
Relativity, a broken reed”. http://www.alcazar.net/Relativity_broken.pdf - Gerardus Bouw. About scientific (& theological) aspects of Geocentricity”. http://ldolphin.org/geocentricity/Aspects.pdf
An Open Letter to the Scientific Communityhttp://www.cosmologystatement.org/ - N. Martin Gwynne. “The Geocentric Theory of the Universe”. http://www.alcazar.net/galileo.pdf
- N. Martin Gwynne. “
Einstein and Modern Physics”. http://www.alcazar.net/einstein.pdf
- N. Martin Gwynne. “
Sir Isaac Newton and Modern Astronomy”. http://www.alcazar.net/newton.pdf
- P. Ellwanger. “
Geocentricity and the Catholic”. http://ldolphin.org/geocentricity/Ellwanger3.pdf

9 comentarios:

  1. El señor JuanC no contesta mi pregunta, se la pregunto a usted que es mas confiable ¿porqué el interferometro de Sagnac no mostró rotacion mientras que el de Michelson-Gale sí?

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  2. JuanC no estará disponible en estos momentos.
    Los dos experimentos muestran la rotación. Detectan la rotación, pero no la orbitación. ¿Curioso, verdad? Pero primero, ¿rotación de qué? Podría ser de la Tierra, o del Universo.
    Debido a que otros fenómenos dejan tantas dificultades para la rotación terrestre, como lo es por ejemplo la rotación atmosférica, vemos plausible o confirmada la inmovilidad de la Tierra.
    Fíjese por ejemplo en el mismo experimento de Foucault. Se supone que detecta la rotación de la Tierra. Pero como nosotros indicamos, también puede reflejar la rotación del Universo, debido al efecto relativo. Puede ser tanto una cosa, como la otra. Sin embargo, en el caso de eclipses del sol, el péndulo no funciona. ¿Qué quiere decir esto? Que no le afecta la rotación de la Tierra, sino el espacio exterior.

    En aquellos dos experimentos los más importante es mostrar dos cosas:
    1) No detectan la velocidad en la órbita, pero sí de la rotación, mucho más pequeña. ¿Cómo puede ser esto?
    2) Existe ether. La velocidad de la luz no es absoluta. ¿Qué quiere decir esto? La Relatividad se viene abajo. Y es esa teoría la que evitó dar la interpretación de la inmovilidad de la Tierra en el caso del experimento de Michelson.

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    1. Yo sé que el universo es el que rota y no la tierra por el experimento de Airy, pero pregunto esto porque en el libro dice en palabras exactas "Al analizar su experimento, Sagnac no aprecia en los resultados, una velocidad de GIRO para la tierra, contrariamente de lo que también esperaba, por lo que cataloga a su propio experimento como nulo al igual que el de Michelson-Morley"

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    2. Se refería al giro alrededor del Sol. La expresión que usó (citamos las palabras de Sagnac) ciertamente fue torpe. Sin embargo, el desfase detectado sí coincide con la velocidad de la rotación del universo.

      Todos estos comentarios es bueno tenerlos en cuenta para la siguiente edición, en la que incluiríamos últimos resultados observados.

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  3. Estaba revisando el tema de Arago en el libro cuando graciosamente encontre otro error en el tercer parrafo de la pagina 184 "Ha observado
    que la luz viaja a menor velocidad en medios más densos,
    como son el agua o el cristal. De esa forma daba soporte a la teoría
    ondulatoria de la luz que creía cierta. De donde, como entendía la
    luz constituida por ondas, asumía que esas ondas tendrían velocidad
    uniforme en el ether que llenaba todo el espacio. Pero si la Tierra se
    mueve en contra del ether (como ocurriría en el caso de que la Tierra
    se moviera alrededor del sol), la velocidad de la luz sería afectada por
    el mismo, tal y como ocurre con el cristal o el agua. Efectivamente,
    en esta circunstancia el ether, a través del cual avanzaría la Tierra,
    supondría un medio más denso." el eter es el medio por el que la luz se mueve a su maxima velocidad conocida, pero al final del parrafo dice que el eter es el medio mas denso cuando tambien dice que los medios mas densos son los que ralentizan a la luz. ¿el eter es mas denso o menos denso que la materia? este dato es importante para una hipotesis que tengo.

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  4. Realizaba la reflexión que hacia Arago, para llegar a la contradicción, salvada únicamente con geocentristmo.

    La Relatividad "resuelve" el problema simplemente eliminando el ether. Sin embargo, este tema, denominado por algunos científicos como "tabú", va saliendo cada vez más a la palestra. No pudiéndolo evitar, hablan del "ether relativístico", o sea, existe el ether, pero la Relatividad sigue siendo válida. ¿Y cómo es eso? Es una simple construcción teórica.

    Las partículas de Planck parecen un candidato de los más idóneos para formar el ether. Son mucho más densas que cualquier otra materia. Aquí se llega a la teoría gravitatoria de Le Sage, muy interesante y con mucho sentido físico.

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    1. ya ok, pero no me respondió la pregunta de la densidad, con las particulas de plank me quiere decir que el eter es el mas denso qu el agua o cristal?

      Le seré sincero, se me ocurre que quizá en el espacio, el eter sea mas denso de lo que es aquí en la tierra, el eter pierde densidad por estirarse en presencia de la materia lo que causa la gravedad, pero tambien por ser muy densa en el espacio, explicaria el por qué el éter puede empujar a los astros, y tambien cómo las estrellas pudieron verse apenas fueron creadas en el cuarto dia, porque por la densidad del eter llegó a una velocidad casi instantanea.

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    2. ......... porque por la densidad del eter, la luz llegó a una velocidad casi instantanea.

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  5. Considerando ya ese punto, Santo Tomás afirma que Dios hace las cosas acabadas, y que creó la sustancia de la luz, digamos la luz extendida ya al principio, para luego crear los astros. O sea, esa luz no vino de los astros viajando, digamos sería ya creada.

    Algo parecido ocurre con los animales, creados ya completos, no en embrión.

    Por lo demás, sí parece un medio mucho más denso que cualquier otro. La gravedad en principio funciona como usted indica. Las partículas de ether intentan ocupar el lugar de la materia, si esta tiene mayor masa, provocará mayor empuje hacia el centro de esa materia. Se obtiene el mismo resultado que detectado por las fórmulas empíricas de Newton. Pero con una explicación física de la gravedad. Tenga en cuenta que hasta el día de hoy, la gravedad es una fuerza que actúa a distancia de forma inexplicable. La teoría de Le Sage es la que da mejor explicación de la gravedad, del por qué funciona.

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